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ERASE UNA VEZ...

Un joven ejecutivo de ventas que viajó por todo el mundo vendiendo maquinaria para la industria alimentaria durante +25 años.

El otoño pasado, siguiendo su incurable curiosidad, decidió probar la poción mágica que se esconde en las rutas de peregrinación. Empezó por caminar el Camino de Santiago de Compostela en Portugal y España. Más tarde, caminó la Vía Francígena en Italia.

Fue en este último viaje, durante la etapa entre Radicofani y Montefascione, quizás ayudado por la gastronomía del risotto con setas, que el nuevo peregrino tuvo una visión. Sería capaz de unir estos dos mundos: los negocios y el espiritualismo. Y como si de la lámpara mágica de Aladino se tratara, un genio emergió de entre los árboles del bosque y lo invitó a pedirle un sueño.

Caminante no hay camino…
…se hace camino al andar

El peregrino, con el semblante iluminado y la mirada vagando por el horizonte, le solicitó sin una pizca de duda: “Deseo recorrer las principales rutas de peregrinación de los 5 continentes y abrazar los valores y culturas de mis hermanos”.

Con esta visión arraigando firme y surcando los cielos, el peregrino regresó a su hogar temporal en Copenhague, comenzó a investigar las rutas de peregrinación más antiguas y transitadas: 88 Templos en Shikoku, Japón; Anillo de Oro en Rusia; Camino de Jerusalén en Israel, Camino Inca en Perú, etc, y definió un calendario de viajes para lograrlo. También soñaba con publicar un libro que recogiera este legado, algunos documentales, impartir charlas y conferencias y publicar las numerosas enseñanzas y curiosidades aprendidas en las diferentes rutas.

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